
La gente.
Gente que iba, venía, se paraba y se sentaba.
-¡Cuan dinámico es el mundo y cuan rápido se mueve! - pensé. Y me sentí estática, sentí que mi mundo estaba quieto, mientras que el otro mundo, el de afuera, se movía con una velocidad espeluznante. Me dio miedo quedarme atrás, y que nadie lo notara. Que nadie me notara. Luego el miedo se fue, pero quedo la nostalgia. Y creí verte. Creí verte por una ventana un poco empañada y sucia; creí ver tu pelo en el viento y tus ojos cristalinos. Pero no eras vos, ni era ese tu pelo, ni eran esos tus ojos.
Entonces volví a mi nostalgia y a mis pensamientos sobre la celeridad universal. Pensé en una gran supernova, pensé en el comienzo de todo y cada vez mas entendía el final, pero a su vez estaba cada vez mas confundida.
El ómnibus se detuvo y descendí. Miré hacia arriba, las estrellas, y todo volvió a la normalidad.
Agur
Ms. M

